Nací en el 1979. Mi infancia, allá por los 80, transcurrió en un tranquilo barrio humilde de A Coruña (Galicia, España). Pasaba las tardes entre partidos de fútbol e interminables juegos de polis y cacos. Teníamos nuestras pequeñas y particulares galerías de arte. Se trataba de pequeño trozos de pared donde pegábamos nuestros más preciosos tesoros, las pegatinas y calcomanías que nos regalaban con chicles, phoskitos, patatas... Siempre recordaré con nostalgia aquellas paredes decoradas por cualquier rincón de mi ciudad que estuviese habitado por grupos de niños. Siempre me ha gustado ir con los ojos bien abiertos por la vida, dominado por la curiosidad y guiado por la ilusión de ver algo nuevo al cruzar cualquier esquina. En este punto me toca hablar de lo que llenará las futuras entradas de este blog. El street art, ese cúmulo de intervenciones, más o menos artísticas, vandálicas o reivindicativas. (Si no sabes de que hablo busca en la wikipedia o en google, que ya me he enrollado bastante). Los niños de antes disfrutábamos pegando esas imágenes que tanto nos gustaban por las paredes de nuestras calles, ahora, de un modo semejante, tenemos nuestras ciudades llenas de pegatinas, carteles, grafitis, grafitis con plantillas (stencil)... yo simplemente las observo, fotografío y comparto a través de este blog.
Sin más, os mostraré todas esas pequeñas muestras del trabajo de alguien que ha querido, y conseguido, que veamos lo que tenía que mostrarnos.
En un día de suerte encontré exactamente lo que relataba arriba. Una pared donde los niños pegaban sus tesoro, pensaba que siempre sería un lejano recuerdo de la infancia.
